Pradillo esta en un paraje precioso, pero me di una grata sorpresa al llegar. Yo pensaba que habría algunos quilts colgados, pero no esperaba para nada lo que ví.
Montones y montones de almazuelas colgadas por los balcones y ventanas. Si una era bonita, la otra más. Ibas paseando por la calle y habia carteles explicando el origen de la palabra almazuelas y porque habia tanta tradición al patchwork en este pueblo. Por cualquier placita habia tenderetes de artesanas que vendian sus labores.
En el orreo, que era la oficina de turismo, habia una exposición de cuadros hechos con patchwork sin aguja. ¡Que maravilla!
La gastronomía era espectacular, en el frontón habia tenderetes de comida y una degustación de montaditos de panceta con pimientos a la brasa. Al mediodia tenian para comer caparrones con sacramentos, que son judias pintas con chorizo y tocino....¡Socorro!
Yo dije, menos mal que teniamos reserva en el restaurante del pueblo "Los cucharones" y así no caia en la tentación. Pues no me sirvio de nada. Mirar que lujo de judias con boletus me metí entre pecho y espalda.
De pecado mortal!!!! En el prado del pueblo, estaban las artesanas de la zona exponiendo sus trabajos y vendiendo sus maravillas.
Pero lo mejor del día fué conocer a Belén. Fué encantadora conmigo y con Laura y le regaló un broche de un conejito precioso. Gracias Belén por tu amabilidad y espero devolverte la visita algún dia.
Así que esta es la crónica de un dia espectacular que recomiendo para el próximo año.
P.D. Mi marido dice que cuando nos jubilemos nos vamos a vivir a Pradillos. Laura y yo, felices cosiendo y el comiendo, jejeje.